¡elige bien!
Casa bar con tapeos españoles y buena coctelería
El Madrileño está en pleno Barrio Italia en una clásica casa del sector que fue adaptada a pulso y con austeridad para habilitar este restaurante bar de cocina española.
Su fuerte, por ahora es su cocina, de elaborados montajes con acertada elegancia vanguardista que nos presenta sabores españoles reacondicionados con buenos toque de intensidad y autoría para platos que resultan reconfortantes y a buenos precios.
Ojo, cuentan con una tortilla española sobresaliente.
En la selección de vinos se ve preocupación y asesoría mas allá de las motivaciones comerciales, vinos que se sugieren en acertados maridajes.
Si queda un pendiente es en la coctelería, la que necesita mas kilometraje para lograr estar a la altura de su gastronomía.
La puesta en escena no es su fuerte, pero ya demuestran un futuro auspicioso.
TXT: Alejandro Mery L. / junio 2023
FOTOS: Alejandro Mery Leinenweber ©2023-06
El salón principal
La protagonista barra de El Madrileño
La terraza interior de El Madrileño
Servida impecablemente y con los protocolos de la marca Mahou.
Bebida refrescante, contiene manzanas y naranjas picadas.
Aún falta fuerza en la barra para lograr cócteles como este.
Correctas y logradas en un montaje potenciado, estas croquetas de jamón resultan bien diplomáticas, suaves, de sabores equilibrados y elegantes.
Un tortilla española en su punto, jugosa y muy sabrosa, con esa precisa cebolla y tibia al paladar. De tamaño acotado, pero acertado y que bien le quedan esas lineas de alioli. Aplausos.
Sabrosas y untuosas, con recuerdo a salpicón que trae evocadoras aristas de sabor con la sierra ahumada, el pimentón, el alioli, los pepinillos y los cubitos de papa. Reconfortante y conveniente.
Fabulosa caballa curada en escabeche sobre profunda y feroz sopa fría de ajo con almendras. Un upgrade que nos regala potencias y elegancia española que flirtearon de maravilla con el chardonnay de Calyptra. Imperdible.
Impecable y gruesa merluza dorada al pilpil en formato de paella de arroz negra, bañada con una intensa mayo tibia de piure que contrasta con unos gajos desnudos de limón que dan acidez y electricidad. Hecho de menos la socarrat, pero es una paila valiente y que sorprende.
Esta tarta tiene mermelada y queso manchego, sabores que impactan.
