Elegante y fabulosa comida italo americana
El Restaurante Nolita ya es un clásico ítalo - americano en Isidora Goyenechea que se ha convertido en un habitual destino de elegancia, reconocido por su atractivo interiorismo y una gastronomía consistente de excelencia.
Sus salones distribuidos en dos piso y sus terrazas desbordan de buen diseño que incorpora lúdicos objetos arte americano con un mobiliario moderno y con clase que arman un ambiente glamoroso que rebosa de comensales.
En su gastronomía nada está al azar, devela una obsesión metódica en sus preparaciones con el respaldo de la experiencia y sabiduría. Una propuesta italiana de base, que se complementa con preparaciones de sabores cajú de New Orleans y la incorporación de admirables aciertos en pescados y mariscos.
En su carta, en lo italiano nos encontramos platos como su recomendada entrada de Charcutería italiana, sus clásicos Sorrentinos de queso de cabra y el sabroso Risotto de pulpo, en el perfil cajú, Nolita nos deleita con un logrado Cocktail de camarones y unos Cajún Shrimps impecables, y en la pasión por pescados y mariscos, sacan aplausos con sus Locos - Locos que sorprenden.
Su amplia carta champagne, espumantes y vinos nos demuestra su pasión por el buen vivir y la vocación de servicio de sus dueños, los hermanos Toro.
Nolita, con su exitosa trayectoria, puesta en escena, excelente gastronomía y amables precios nos permite destacarlo como uno de los mejores restaurantes elegantes de Santiago.
Un destino fabuloso para almuerzos de negocios, ideal para cenas románticas y para disfrutar de una notable gastronomía.
TXT: Alejandro Mery L. / abril 2024
Pancho Toro, el chef a cargo de A Pinch of Pancho, nos presenta este lugar en donde recoge las influencias del barrio itálico americano de Nueva York, el North Little Italy.
Acá las preparaciones van desde refinadas pastas hasta platos que realzan el sabor de nuestros mariscos.
Tanto para el almuerzo como para la cena se recomienda pedir reservación, ya que la demanda por alguna mesa es alta.
TXT: Darío Córdova / enero 2012