¡elige bien!
Comida chilena de la buena en un ambiente privilegiado
El restaurante Doña Tina es un referente de la comida chilena tradicional de campo que ha sabido sortear los tiempos y adaptarse a los cambios para seguir cautivando a sus clientes.
Acomodado en una amplia -y ampliada- casa de campo en Lo Barnechea (a metros de la Plaza San Enrique) con espacios acogedores y modestos, pero bien mantenidos, y con terrazas de pisos de tierra nutridas de mesas que se distribuyen en los varios desniveles del cerro que alberga el restaurante.
Doña Tina cuenta con una decoración y ambiente como debe ser un restaurante chileno tradicional, experiencia que se complementa y potencia con un delicioso entorno de cuidados jardines bien verdes y melodías chilenas de antaño entrelazadas con cuecas.
El repertorio chileno de la carta es certero, como para satisfacer antojos de comida chilena. Un botón de muestra son sus Empanadas fritas y Empanada de pino, su Consomé y su Trío criollo para empezar, de fondo, clásicos como la Cazuela y los Porotos con rienda van dando paso a Arrollados, costillar o su buen Pollo al coñac con papas fritas. Un cocina con talento chileno tradicional y sabrosura, que no ha caído en las tentaciones de la vanguardia.
Platos ordenaditos y sabrosos, de cocciones lentas y acertadas nos dejan con las ganas de seguir viniendo seguido a disfrutar su cordialidad y calidez.
Con Doña Tina uno se va a la segura con la recomendación, es unos de los notables restaurantes de comida chilena tradicional y es un gusto tenerlos en nuestro listados de los mejores.
TXT: Alejandro Mery L. / mayo 2024
En la puerta del restaurant un montículo blanco, al acercarse verán un albo e impoluto paño que cubre un canasto de mimbre con pan amasado o empanadas, ese es el inicio de la experiencia de conocer Chile central desde su sabor.
Hoy Doña Tina no está en esta dimensión, pero si está en sus platos, todos tienen el sabor de comida chilena, la de antaño, la que hacían las abuelas, nutrida carta, pasando del campo, a la playa y al interior, siempre que vengo con turistas o extranjeros y comen en Doña Tina, se van entendiendo que es la cocina chilena.
Empanadas “carnosas y sabrosas”, las de queso, traen harto queso y las otras hacen valor al nombre que las denomina su relleno. El arrollado es blanco y no sólo su carne, su cuero se come y no se deja quedar en el plato. Los caldos están perfectos, los porotos como deben ser, ricos y enjundiosos, ese día no era el día del puré de papas, vendrán mejores. El final de postres, grandes, “cuchareados” no con cucharita de postre, sino con cuchara de sopa. Café y coctelería correcta. Pan amasado calentito el mismo que está en la puerta, el mismo que su dueña con un poco de dinero hizo 12 panes para ganarse la vida y hoy después de años de sacrificio sigue tal cual ahí, estoico, pero con el peso de los años para ser un verdadero restaurant chileno.
Hoy ese canasto de panes es el inicio de la experiencia, que quizás también hace el manifiesto de que así partió Doña Tina hace unas décadas atrás y hoy se le recuerda por su buena mano, plasmada hasta hoy en sus platos.
TXT: Álvaro Lois, mayo 2024
En un ambiente agradable y rústico a los pies de la cordillera.
Los platos que la llevaron al éxito fueron “Empanada de Pino”, “Plateada a lo Pobre” y “Pastel de Choclo”, los que tuvieron el objetivo de lograr la combinación de ingredientes perfecta.
No se puede dejar de hacer mención a otros platos estrella, como la Malaya, Arrollado, Pernil, Costillar, Filete, Lomo, que pueden ser acompañados con Papas fritas o Papas cocidas, Puré picante, Arroz y Ensaladas. También destacan en la carta sus deliciosos Porotos Granados o Cazuelas de vacuno, ave o pavo, preparadas con productos frescos de excelente calidad y con un toque muy personal de esta reconocida cocinera.
TXT: Extracto de su página web
Lograda y de deliciosa crocancia, calentita y de buen queso derretido. Evocadora y sabrosas.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
De dorada crocancia con hartos camarones en su punto, de sabores simples y naturales. Acertada.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
De rica masa frita con un enjundioso relleno de carne desmechada (plateada al jugo) con sus aliños y picor, que junto al queso derretido, le dan una golosa personalidad.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
Linda y doradita de excelente masa, con un pino generoso cargado a la carne molida y de elegantito pino, que solo peca de simplón, Viene con una suave aceituna negra con carozo, su pasa y algo de huevo duro. Cumple bien.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
Caldo clarito, pero con profundidad, al que le viene de perilla en huevo y el cilantro. Correctito y reconfortante, clásico.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
Una buena longaniza no tan grasosa. Plateada golosa, blandita, picantita y de caldo concentrado. Y un corte grueso de un buenísimo arrollado, de cuero blandito, bien chileno y adobado con su preciso toque de vinagre. Un gran comienzo.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
Que evocador, de receta suave -comparada con algunos históricos-. Este es un pollo al coñac de libro, con caldo de rica acidez y levemente dulce, con un tuto de pollo carnoso y que se nota que reposó mucho en ese fondo. Con sus buenas papas fritas caseras especialidad del restaurante. Pollo al coñac de aplauso, probado y aprobado.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
Con todo lo que corresponde en una buena cazuela, de carnoso tuto de pollo, su buena papa cocida, el zapallo blandito, el corte de choclo de corona jugosa, sus porotitos verdes, algo de arroz y un sabroso caldo que desborda en su librillo de greda. De libro.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
Que delicioso plato chileno, preparado a la antigua. Cremosos y suaves, contundentes y evocadores, unos porotos carnosos y blanditos con una longaniza elegante y de perilla. Imperdibles.
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04
Patachero e indeciso, este es el plato. Un duo de su estupendo arrollado con un plausible costillar de cerdo carnoso, blando y tradicional, de esos que se desprenden solos del hueso, de golosa consistencia y de suave sazón que respeta el cerdo, para chuparse los dedos. Lástima el puré picante, al debe, de textura mal molida y montado estirado como para enfriarse rápido y bajar la porción (prometieron mejorarlo).
TXT: Alejandro Mery L. / FOTO: Coni Larrondo ©2024-04